jueves, 8 de diciembre de 2011

El Teatro y la Danza.

- Nada mas emotivo y mas esperado por un bailarín como el teatro. Todo lo que implica la función. El resultado de horas, semanas, años de entrenamiento; de sudor, de dolor y todas aquellas noches sin poder dormir del agotamiento. La cumbre, la meta.
Llega el día; todo está listo. El bailarín se levanta temprano, un breve desayuno, prepara la maleta repasa mentalmente cada coreografía para asegurarse de que ha guardado todo lo necesario y trata de aparentar una calma que en realidad no siente. Nervios, emoción, adrenalina. Llega al teatro; ve a sus compañeros que se han convertido al cabo de los años en su familia. Bromean, juegan y calientan sus músculos. Preparan su cuerpo para la gran hazaña. Todo ese ritual de arreglarse el cabello de la manera apropiada, el extremo cuidado con el vestuario (no sentarse en el piso con el vestuario puesto, no comer con él), los ensayos diarios, en el teatro, con las luces, quitarse la joyería, recortar perfectamente sus uñas... todas esas cosas desarrollan en el bailarín una constante búsqueda de la excelencia que no tenemos en la vida diaria. La disciplina de la danza siempre abrirá su mente a nuevas posibilidades, buscará la excelencia y nunca se conformará con una vida mediocre.
Tercera llamada. Caras, cuerpos, vestuario, zapatillas, maquillaje, ritmo, motivación, sudor, olores y colores marcan un breve instante de gloria por el cual todo ha valido la pena: para el bailarín, para el coreógrafo que aplica todos los conocimientos y elementos para demostrar su capacidad creadora por medio de la técnica y finalmente para el público que asiste a presenciar su espectáculo. Terminó, casi sin darse cuenta terminó. Regresa a casa, con la familia, con su pareja o tal vez en la soledad de su apartamento. Medita sobre la función y se duerme con la convicción de que no será la última vez; de que el esfuerzo, el entrenamiento, los regaños y el dolor, serán nuevamente el camino que elija para volver a llegar a su templo y colarse nuevamente dentro de esa cajita musical, llena de magia luminosa y multicolor: su teatro - .






Desafortunadamente, en México, la danza es una desconocida, una extraña, una manifestación artística minoritaria y aparentemente lejana a pesar de que tiene una tradición desde sus raices indígenas como ritual. No es raro que haya funciones con sólo veinte espectadores. Sin embargo, en las escuelas de danza se trata de inculcar al alumno la pasión y el respeto al escenario. Se trata de buscar espacios, foros, explanadas donde el bailarín pueda experimentar y comunicar a través de su arte, regalar al espectador ese momento de reflexión, de desvanesencia por la visión de los cuerpos en movimiento. Somos pocos, desconocidos, pero es motivante darse cuenta que a pesar de todo, hay danza.

4 comentarios:

  1. Debería difundirse aun más este maravilloso arte. Es insuficiente la cobertura que se le da y luego escuchas a algunos bailarines que descubrieron tarde el ballet, su lamentar por no haber empezado de más chicos. Esperemos que la situación cambie de una vez.

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  2. Gracias por tu comentario Javier. Tienes razón, y creo que gracias al internet podemos poner nuestro granito de arena para promover este arte que tanto nos apasiona que es la danza. Saludos!

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  3. Que bonito fragmento. Es una pena que en mi pais sea tambien tan desconocido y que por precios, sea dificil acceder a el :P

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    1. Gracias por tu comentario Liz. Estoy de acuerdo, la danza no debería convertirse en una disciplina elitista, exclusiva para la gente con cierta posición económica. El arte debe ser universal y pienso que el los centros culturales públicos se le debería dar más difusión. Saludos!

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